Nº3 - 2019 (2)

Wenceslao Fernández Flórez. El escritor cineasta

José Luis Castro de Paz y Héctor Paz Otero (Universidade de Santiago de Compostela)




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La figura del escritor coruñés Wenceslao Fernández Flórez (1895-1964) es, sin lugar a dudas, una de las más relevantes en lo que a su contribución al cine español se refiere. Admirador del nuevo arte desde el periodo silente, su papel en la conformación de un cine nacional-popular en la II República adquiere inusitado protagonismo con El malvado Carabel (1935), en la que Edgar Neville ofrece un modelo de cine crítico, social y popular, hollywoodiense y castizo, de sólida raigambre novelesca y sainetesca.  A la trascendencia de sus obras adaptadas tras la guerra civil (El hombre que se quiso matar, 1942; Huella de luz, 1943; Intriga, 1942) en las que el costumbrismo, la melancolía, el humor y la reflexividad se dan la mano, se suma la influencia más o menos directa del autor en las destacadísimas filmografías de Luis García Berlanga o Fernando Fernán-Gómez (que vuelve a El malvado Carabel en 1955). En un decisivo proceso estético y cultural que concluirá con una nueva visita al callejón del gato valleinclanesco en los primeros 60’, la literatura de nuestro escritor actuará como eslabón intermedio, un “espejo ligeramente curvado”, deformación sosegada que solo habrá de estallar en su total concavidad en títulos como Plácido (1961) o El mundo sigue (1963).