Tecmerin. Revista de Ensayos Audiovisuales

Nº 8 – 2021 (2)

Her de Spike Jonze (2013): Historias budistas para un mundo posmoderno

Jesse Barker (University of Aberdeen)

Cómo citar este artículo: Barker, J. (2021) Her de Spike Jonze (2013): Historias budistas para un mundo posmoderno. Tecmerin. Revista de Ensayos Audiovisuales, 8, 2021(2). ISSN: 2659-4269

Este ensayo audiovisual explora la influencia cada vez mayor del budismo en las sociedades occidentales, rastreando su alcance hasta dar con una fuente poco probable: Her de Spike Jones (2013), una película romántica indie y futurista sobre un hombre (Joaquin Phoenix) que se enamora de su asistente personal virtual, Samantha (Scarlett Johansson). Mi análisis se basa en investigaciones previas sobre la larga y fascinante historia de las adaptaciones budistas a Occidente—y al mundo moderno en general—, un proceso que los estudiosos han denominado «modernismo budista» (Bechert 1966).

A comienzos del siglo XIX, filólogos occidentales y agentes coloniales comenzaron a estudiar y traducir textos budistas antiguos. Abordaron este trabajo desde una perspectiva orientalista, buscando un budismo puro en la tradición “original” y considerando a las comunidades budistas contemporáneas como desvirtuadas. Concibieron la figura de Buda como un empirista racional, algo así como un erudito caballero victoriano (López 2012). Al mismo tiempo, muchos budistas asiáticos iniciaron proyectos de modernización, a menudo con el fin último de evitar la influencia de los misioneros cristianos. Popularizaron la meditación y el estudio del dharma (las enseñanzas), actividades que antes sólo realizaban monjes especialistas. También argumentaron que el budismo era una religión más racional que el cristianismo, más compatible con una visión científica del mundo (López 2002).

El modernismo budista se formó a partir de estas diferentes corrientes, y durante los últimos siglos ha despertado el interés de diversos grupos en occidente: buscadores espirituales, desilusionados con sus propias tradiciones cristianas o judías; artistas, escritores e intelectuales, que ven en el budismo un reflejo del cuestionamiento del individualismo propio del romanticismo y el  modernismo; psicólogos, que estudian la filosofía budista de la mente y señalan los paralelismos entre la meditación y el psicoanálisis (McMahan 2008).

En la década de los cincuenta, el budismo también comenzó a aparecer en la cultura popular de los EEUU y otras partes de Occidente. El estudioso japonés zen D.T. Suzuki se convirtió en una celebridad en esa época, retratado en los medios populares como un icónico sabio asiático capaz de transmitir la milenaria sabiduría al público estadounidense y europeo. Suzuki fue una gran influencia para los Beats y el filósofo británico Alan Watts, quien, como veremos, aparece en Her. Aunque todas estas figuras publicaron ensayos y dieron conferencias que presentaban las ideas y prácticas budistas, el zen se entendió en la imaginación popular más como un estilo y un signo de prestigio intelectual que como una filosofía o práctica espiritual (Iwamura 2011: 23-62).

Sin embargo, la idea clave de Suzuki de que el Zen era una experiencia directa del mundo, y la mezcla ecléctica de Watts de las filosofías anti-individualistas de occidente y oriente, inspiraron a quienes buscaban una vía de escape del consumismo de posguerra, y capturaron la imaginación de los movimientos contraculturales de los años cincuenta y sesenta. También, a finales de los años sesenta y setenta, surgieron varias figuras budistas relacionadas con los movimientos por la paz y la agitación social de esa época, como el monje vietnamita Tich Nhat Hanh o el lama tibetano Chögyam Trungpa, así como los estadounidenses Jack Kornfield, Joseph Goldstein o Sharon Salzburg (Wilson 2014).

Desde la década de 1970, el término budista mindfulness se ha utilizado para formular técnicas psicológicas y de autoayuda, cuyas conexiones con el budismo a menudo se minimizan o, incluso, se ocultan por completo. Entre estas técnicas las más famosas son dos cursos de ocho semanas de duración: la Terapia Cognitiva Basada en la Atención Plena (TCBAP) y la Reducción del Estrés Basada en la Atención Plena (REBAP). Estos esfuerzos han dado lugar a una gran industria de mindfulness: cursos y seminarios, libros de autoayuda y artículos de revistas, programas de bienestar escolares y corporativos, incluso técnicas de entrenamiento militar. Los críticos de esta nueva moda la han etiquetado como “McMindfulness”: un mindfulness simplificado y altamente comercializado, sin relación con las bases filosóficas y éticas del budismo. Además, estos críticos acusan a los promotores del mindfulness de crear una herramienta neoliberal que individualiza las causas del sufrimiento, enseñando a las personas a reprimir su descontento mediante ejercicios de respiración, en lugar de buscar las causas sociales y económicas externas (Purser 2019).

En contraste con esta asimilación superficial del mindfulness en la cultura popular occidental, las últimas décadas también han visto un crecimiento sin precedentes de comunidades de conversos budistas, y de individuos que practican técnicas budistas con mayor o menor grado de rigor. La separación entre estas prácticas y las versiones más insidiosas del mindfulness es a veces borrosa, pero también es cierto que hay corrientes de los movimientos budistas/mindfulness que se toman en serio la filosofía y la ética budistas, y a menudo las utilizan para desafiar la ideología neoliberal, como es el caso, por ejemplo, del socially engaged Buddhism (budismo socialmente comprometido) (Glieg 2019; McMahan 2008).

Este ensayo audiovisual sugiere que el impacto del modernismo budista en la sociedad contemporánea va más allá de lo que se puede rastrear en las comunidades budistas, las aplicaciones terapéuticas, los libros populares y los cursos de mindfulness. La mayoría de los espectadores pasarán por alto la influencia budista en Her, ya que solo se hace referencia a ella un par de veces. Sin embargo, sostengo que los conceptos budistas son clave para el desarrollo de los temas existenciales de la película. Además, sugiero que Samantha, la asistente de inteligencia personal, se convierta en una figura semejante a un Buda a lo largo de la historia [1]. Esta imagen de despertar espiritual encaja en la cosmología posmoderna de la película, basada en la interconexión global y las comunicaciones virtuales.

Traducción de Itziar López Sáez del Burgo

Notas

[1] Neela Bhattacharya Saxena hace una sugerencia similar en su breve análisis de la película, argumentando que el “espacio entre las palabras” que describe Samantha en la película refleja el estado intermedio “Bardo” en el budismo tibetano (2020).

Bibliografía

  • Bechert, Heinz. Buddhismus, Staat und Geselschaft in den Ländern des Theravāda Buddhismus. Vol. 1. Frankfurt and Berlin: Alfred Metzner, 1966.
  • Bhattacharya Saxena, Neela. “AI as Awakened Intelligence: Buddha, Kurzweil and the Film Her,” Theology and Science 18.1: 74-85.
  • Glieg, Ann. American Dharma: Buddhism Beyond Modernity. New Haven: Yale University Press, 2019.
  • Iwamura, Jane. 2011. Virtual Orientalism: Asian religions and American popular Culture. London: Oxford University Press.  
  • Lopez, Donald S., Jr., ed. A Modern Buddhist Bible: Essential Readings from East and West. Boston: Beacon, 2002.
  • –. The Scientific Buddha: His Short and Happy Life. New Haven: Yale University Press, 2012.
  • McMahan, David L. The Making of Buddhist Modernism. London: Oxford University Press, 2008.
  • Purser, Ronald E. McMindfulness: How Mindfulness Became the New Capitalist Spirituality. New York: Repeater Books/Random House, 2019.
  • Wilson, Jeff. Mindful America: The Mutual Transformation of Buddhism Meditation and American Culture. London: Oxford University Press, 2014.

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