Tecmerin. Revista de Ensayos Audiovisuales

Nº 8 – 2021 (2)

Cine de Animación No Identificado: la pionera obra de plastilina de Pablo Llorens

Mercedes Álvarez-San Román (Universidad Carlos III de Madrid)

España ha sido históricamente uno de los países precursores en diferentes técnicas de animación. Entre ellas se encuentra una de las más artesanales, la plastimación (o claymation, en inglés), es decir, la realizada con figuras de plastilina. El artista alicantino Pablo Llorens (Alcoy, 1967) ha sido uno de los principales promotores y es, sin duda, su mayor exponente. Entre sus logros se encuentra haber dirigido el primer largometraje con esta técnica, haber obtenido dos premios Goya para este tipo de producciones y haber contribuido a despertar el interés de una nueva generación de plastianimadores que han seguido sus pasos y mantienen vivo este arte.

El stop-motion es un término que se emplea para referirse a la animación fotograma a fotograma, realizada principalmente con objetos, ya sean muñecos, siluetas recortadas o todo aquello que tenga una cierta plasticidad o volumen. Si bien la producción de este tipo de cine en el contexto español ha sido escasa, hay una serie de profesionales que han encontrado en ella su mejor manera de expresión. Desgraciadamente, no han conseguido captar la atención del ámbito académico y son pocas las publicaciones que han visto la luz en esta área. Uno de los primeros en experimentar con el stop-motion en sus diferentes variantes fue el turolense Segundo de Chomón (1871-1929), considerado uno de los padres de la animación. Entre sus trabajos para Pathé Frères destaca Sculpteur Moderne (1908), donde juega con la maleabilidad de las figuras de barro, o Les ombres chinoises (1908), en la que emula las sombras chinas mediante recortables.

Más allá de Chomón, quien desarrolló gran parte de su carrera en el extranjero, se atribuye a Salvador Gijón el impulso del stop-motion en España ya desde los años treinta del siglo XX. Emilio de la Rosa e Hipólito Vivar (1994) relacionan la influencia de las películas con muñecos del animador ruso Ladislas Starevitch con la aparición de una serie de filmes durante la Segunda República. El propio Gijón afirmó haber dirigido en 1935 Sortilegio Vacuno y Españolada. Otros trabajos de esta época son El intrépido Raúl (1936), de Feliciano Pérez y Arturo Beringola; Pipo y Pipa en busca de Cocolín (1936), de Adolfo Aznar, y Arte, amor y estacazos (1936), de Pablo Béjar y Miguel Ramos (De la Rosa y Vivar, 1994, 9-10). En lo que respecta a la animación con plastilina, Pilar Yébenes cita los cortometrajes germinales de Metamorfosis (1960), realizado por Joaquim Puigvert, y Jovi (1969), donde el director José Luis Hernández recurrió exclusivamente a figuras de este material (2002, 161).

Si nos centramos en la producción de largometraje en stop-motion de manera amplia, se ha apuntado la posibilidad de que Aventuras de esparadrapo (1949) fuera el primero de ellos. Esta obra de 60 minutos de duración fue dirigida por Ángel de Echenique, conocido periodista radiofónico y uno de los fundadores de Radio Intercontinental. Está protagonizada por muñecos y, lamentablemente, la copia de la que se tiene constancia en la Filmoteca Española está muy deteriorada y no se puede consultar. Sin embargo, esta misma institución atesora cinco fotografías que permiten deducir que se trata de marionetas, por la maleabilidad de algunas partes del cuerpo frente a la rigidez de otras, la posición de las extremidades e incluso un aparente cordón sujetando una parte del cuerpo. De ahí se puede deducir que no es una producción de animación fotograma a fotograma.

En lo que respecta a la etapa de la animación digital, se ha podido recopilar más información. Este periodo de esplendor, que comienza en 1985 con el estreno del largometraje de dibujos animados de Juan Bautista Berasategi Kalabaza Tripontzia, se caracteriza por altos índices de producción y distribución nacional e internacional, así como por el reconocimiento de público y crítica. Sus orígenes se encuentran, por un lado, en el apoyo financiero de algunos gobiernos y televisiones autonómicas y, por otro, en la introducción e integración de las nuevas tecnologías del 3D. En este ecosistema se ha ido desarrollando un tejido industrial que ha permitido que España se sitúe como segundo productor de Europa y quinto del mundo, según el informe del Observatorio Europeo del Audiovisual (Jiménez Pumares et al., 2015).

Si bien ha sido la irrupción de la imagen generada por ordenador la que ha revolucionado el sector, tanto a nivel estético como de producción, esta efervescencia también ha fomentado el desarrollo de producciones en stop-motion. El primer largometraje realizado con plastilina de España es Juego de niños (1999), de Pablo Llorens. Según apunta María Luisa Martínez Barnuevo, también se trataría del primero de Europa con esta técnica (2003, 106), precediendo así a producciones como la británica Chicken Run: Evasión en la granja (Nick Park y Peter Lord, 2000).

Ya en la primera mitad de los años ochenta un adolescente Pablo Llorens comenzaba a realizar sus primeros proyectos amateur con muñecos de plastilina. Es así como descubre las características intrínsecas de un material al que ha dedicado su carrera:

Un muñeco modelado en plastilina suele tener un esqueleto interno metálico que sostiene su fisonomía, pero el exterior está compuesto de plastilina con los problemas que supone por su blandura y fragilidad y las ventajas en cuanto a flexibilidad y expresividad de la misma. (Comunicación personal, 2021)

Llorens llega a esta conclusión como resultado de un aprendizaje autodidacta, como él mismo explica en las entrevistas que concedió a Borja Crespo con motivo de la publicación del libro que le dedicó Animadrid en 2006:

Entendí el proceso de forma espontánea. Ya sabía modelar de modo expresivo, colocar poses anatómicas correctas, comunicar gráficamente… El proceso de animar me parecía un paso lógico y fluido. Desde el principio tuve mucho atrevimiento, a pesar de que en aquella época no había libros ni existía Internet, con lo cual era muy complicado documentarse y ver cómo era el proceso de realización al completo. (…) Yo he podido tardar cinco años más en llegar a un determinado punto de mi carrera, por no tener esa cantidad de información a mi disposición. Tenía que investigar constantemente e inventarme soluciones sobre la marcha. (38-39)

Las dificultades que menciona Llorens también han sido un obstáculo para otros profesionales de la animación en España. El carácter emprendedor ha conseguido compensar las carencias del sector a nivel empresarial. En Valencia, en cuya universidad se licenció en Bellas Artes, había no obstante un motor que contribuía a dar visibilidad a este tipo de proyectos: el festival Cinema Jove (Vivar y de la Rosa, 1994, 27). Los primeros tres trabajos de Llorens, un cortometraje (Un mundo hambriento, 1987) y dos videoclips (Ronk y su rímica rutina, 1987; De sol a sol, 1989), fueron seleccionados en este marco y el último de ellos se alzó con el segundo premio. Sin embargo, fue Gastropotens (1990), al que seguiría una secuela cuatro años más tarde, el que le supuso un primer reconocimiento nacional e internacional.

A partir de ese momento, compagina los cortometrajes con la publicidad. Se inscribe, con estas obras, en la continuidad de los hermanos Moro, pioneros de los servicios de animación para marcas comerciales. Pablo Llorens también ha realizado trabajos para televisión, principalmente series, como Doc Franky (2000), pero también cortinillas o incluso mascotas, como la del programa Megacine de Canal 9. En lo que respecta a la comunicación institucional, es en 2001 y 2002 cuando realiza con Damián Perea la campaña destinada a que la población española se familiarice con la que será su nueva moneda, el euro. A lo largo de los 13 spots de Los García se van llevando a escena situaciones en las que los personajes la incorporan a su vida diaria. Se trata de uno de sus proyectos de mayor trascendencia, ya que, a día de hoy, sigue impreso en las mentes de quienes vivieron aquella transición.

Llorens compagina estos trabajos con su propia obra artística. Tras Gastropotens, estrena Noticias Fuerrrtes (1991) y Gastropotens II. Mutación tóxica (1994). Con Caracol, col, col (1995) le llega la recompensa de la industria, al ser galardonado con el Premio Goya a Mejor Cortometraje de Animación. Su siguiente producción es el largometraje Juego de niños, al que seguiría años después el corto El enigma del chico croqueta (2004), ya de la mano de su propia productora, Potens Plastianimation, y también reconocido con un Goya.

Juego de niños es una película de ciencia-ficción de 70 minutos de duración que compagina stop-motion con animación en 3D. Está protagonizado por Sara, una niña de diez años con poderes paranormales que quiere vengar la muerte de su padre y de toda la humanidad, caída en manos de unos invasores alienígenas. Llorens ha demostrado su interés por este género también en Gastropotens o El enigma del chico croqueta. Asimismo, esta temática conecta perfectamente con las dinámicas que se estaban observando en el sector de la animación, donde tanto el primer largometraje de dibujos animados de esta era digital, Kalabaza Triponztia, como el primero en imagen generada por ordenador, Megasónicos (Javier González de la Fuente y José Martínez Montero, 1997), otorgan un papel protagonista a mundos alejados de la Tierra y a seres extraterrestres. La libertad de crear universos sin referente real ofrece flexibilidad en términos creativos pero también presupuestarios.

El largometraje de Llorens es una producción de Cadofice con Canal 9, que contó con la participación de Canal Plus y la colaboración de los gobiernos autonómicos valenciano y vasco. Se estrenó en el Festival de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián en 1999. Su salida comercial fue exclusivamente en VHS, gracias a la empresa SAV, ya que no fue exhibido en salas. El director quiso dirigirse a un público joven, consumidor de videojuegos y manga, una intención que ha quedado impregnada en la cinta. La integración de la imagen sintética, principalmente para los fondos, también le ha permitido experimentar con algunos efectos especiales. Si bien es frecuente que el primer largometraje de un director derive de un proyecto de corto, en este caso la transición ha resultado problemática y ha lastrado el resultado final, fundamentalmente, en lo que respecta al ritmo de las escenas y a la riqueza de la trama. No obstante, se puede observar el dominio de Llorens en la expresividad de los personajes y en el uso de la cámara. 

Salvando estas deficiencias, fruto de un trabajo precursor, es necesario valorar el esfuerzo que supuso un proyecto de esta envergadura y el impulso que representó para otros directores. Se han producido desde entonces las películas en stop-motion La carta del Rajá (Ángel Blasco, 2009), Jackboots on Whitehall (Edward y Rory McHenry, 2010), O Apóstolo (Fernando Cortizo, 2012) y Pos Eso (Samuel Ortí, 2014). La plastilina, que exige un mantenimiento constante por su falta de consistencia, se ha sustituido en algunos casos por el látex que permite modelar muñecos más resistentes, cuyo coste puede ser amortizado en proyectos de gran envergadura. A pesar de la buena acogida en festivales internacionales de O Apóstolo y de Pos Eso, esta sucinta y única colección de rarezas del cine español se ha enfrentado a dificultades en lo que respecta a su exhibición comercial. Ello demuestra que el sector adolece aún de una falta de madurez con respecto a una técnica eminentemente artesanal que sigue buscando su hueco.

Bibliografía 

  • Crespo, Borja (2006) Plastilina cerebral. El cine de animación de Pablo Llorens. Madrid: Animadrid.
  • De la Rosa, Emilio e Hipólito Vivar (1993) Breve historia de la animación en España. Teruel: Animateruel.
  • Jiménez Pumares, Marta, Patrizia Simone, Kevin Deirdre, Laura Ene y Julio Talavera Milla (2015) Mapping the Animation Industry in Europe. Estrasburgo: Observatorio Europeo del Audiovisual.
  • Llorens, Pablo (2021) Comunicación personal con la autora del artículo. Correo electrónico, 5 de noviembre.
  • Martínez Barnuevo, María Luisa (2003) El cine de animación en España (1908-2001). Valladolid: Fancy Ediciones.
  • Vivar, Hipólito y Emilio de la Rosa (1994) Breve historia de la animación de subformatos en España. Teruel: Animateruel.
  • Yébenes, Pilar (2002) Cine de animación en España. Barcelona: Editorial Ariel.

Vídeo

Secuencia extraída del largometraje Juego de niños (1999). Imágenes cedidas por Pablo Llorens.

Nota

Este artículo se incluye en el Proyecto I+D+i (PID2019-106459GB-I00) “Cine y televisión en España en la era del cambio digital y la globalización (1993-2008): identidades, consumo y formas de producción” IP: Manuel Palacio. Concesión/periodo: 2020-2023. Entidad Financiadora: Agencia Estatal de Investigación.

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